Un rojo ha muerto
En la tele sonaba un nuevo villancico de Raphael, mientras la zambomba se comía un polvorón y mis dientes destrozaban el cristal de una botella de turrón.
Pero, con la biblia en la mano, juro que yo no le maté. Fue ella.
En la tele sonaba un nuevo villancico de Raphael, mientras la zambomba se comía un polvorón y mis dientes destrozaban el cristal de una botella de turrón.
Pero, con la biblia en la mano, juro que yo no le maté. Fue ella.
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